REINO DE TONGA:
_Monarquía Tradicionalista (1970-2006)_
Tāufaʻāhau Tupou IV (1965-2006)
1 Seniti; 1996.
Acero recubierto con cobre.
17,50 mm; 1,75 g.
Ceca: Llantrisant, Reino Unido.
Emisión FAO. Planta de vainilla y mazorca de maíz. Con inscripción en tongano: "Cultiva más alimentos".
KM #66; [UNC]
Tonga vivió bajo el estatus de protectorado británico entre 1900 y 1970, manteniendo su propia monarquía y constitución mientras Londres controlaba la defensa y las relaciones exteriores. En 1970, bajo el rey Taufaʻahau Tupou IV, el país recuperó plenamente su soberanía e ingresó en la Commonwealth, convirtiéndose en un Estado independiente pero orgulloso de no haber sido nunca colonizado formalmente. Desde entonces y hasta 2006, Tonga se definió como una monarquía tradicionalista, en la que el rey y la nobleza conservaban el poder político, el control parlamentario y el dominio social. Este modelo aseguró continuidad y estabilidad, reforzando la identidad nacional, pero también limitó la participación democrática, lo que a finales del siglo XX alimentó crecientes demandas de reforma que marcaron el inicio de una nueva etapa en la historia del reino.
$3.500,00
REINO DE TONGA:
_Monarquía Tradicionalista (1970-2006)_
Tāufaʻāhau Tupou IV (1965-2006)
1 Seniti; 1996.
Acero recubierto con cobre.
17,50 mm; 1,75 g.
Ceca: Llantrisant, Reino Unido.
Emisión FAO. Planta de vainilla y mazorca de maíz. Con inscripción en tongano: "Cultiva más alimentos".
KM #66; [UNC]
Tonga vivió bajo el estatus de protectorado británico entre 1900 y 1970, manteniendo su propia monarquía y constitución mientras Londres controlaba la defensa y las relaciones exteriores. En 1970, bajo el rey Taufaʻahau Tupou IV, el país recuperó plenamente su soberanía e ingresó en la Commonwealth, convirtiéndose en un Estado independiente pero orgulloso de no haber sido nunca colonizado formalmente. Desde entonces y hasta 2006, Tonga se definió como una monarquía tradicionalista, en la que el rey y la nobleza conservaban el poder político, el control parlamentario y el dominio social. Este modelo aseguró continuidad y estabilidad, reforzando la identidad nacional, pero también limitó la participación democrática, lo que a finales del siglo XX alimentó crecientes demandas de reforma que marcaron el inicio de una nueva etapa en la historia del reino.