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GRAN DUCADO DE LUXEMBURGO.

Dependencia Neerlandesa (1839-1867)


Guillermo III (1849-1890)


10 Céntimos; 1870. Cobre

31,00 mm; 10,00 g.

Ceca: París, Francia (mano)


A/: GRAND DUCHÉ DE LUXEMBOURG. Escudo coronado con un león de cola bífida, rampante a la izquierda

R/: Dentro de corona de ramas de roble y de laurel: 10 / CENTIMES / 1870.


KM #23.1; [VF-]       


Tras el Tratado de Londres de 1839, Luxemburgo sufrió una amputación territorial significativa: perdió más de la mitad de su territorio occidental en favor de Bélgica, una concesión forzada tras la revolución belga y la presión de las potencias europeas. Lo que quedó fue un pequeño gran ducado al este, aún bajo la soberanía personal del rey neerlandés, aunque con una identidad cada vez más definida. La fortaleza de Luxemburgo seguía ocupada por tropas prusianas, símbolo de un equilibrio frágil entre grandes imperios. En 1867, un intento del emperador francés Napoleón III de comprar el gran ducado desató una crisis internacional que puso a Europa al borde de la guerra. La intervención diplomática derivó en un nuevo Tratado de Londres, que garantizó la neutralidad de Luxemburgo y puso fin a la presencia militar extranjera, abriendo paso a una autonomía constitucional más firme.

Luxemburgo - 10 Céntimos (1870) [VF] KM #23.1 - Dependencia Neerlandesa

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GRAN DUCADO DE LUXEMBURGO.

Dependencia Neerlandesa (1839-1867)


Guillermo III (1849-1890)


10 Céntimos; 1870. Cobre

31,00 mm; 10,00 g.

Ceca: París, Francia (mano)


A/: GRAND DUCHÉ DE LUXEMBOURG. Escudo coronado con un león de cola bífida, rampante a la izquierda

R/: Dentro de corona de ramas de roble y de laurel: 10 / CENTIMES / 1870.


KM #23.1; [VF-]       


Tras el Tratado de Londres de 1839, Luxemburgo sufrió una amputación territorial significativa: perdió más de la mitad de su territorio occidental en favor de Bélgica, una concesión forzada tras la revolución belga y la presión de las potencias europeas. Lo que quedó fue un pequeño gran ducado al este, aún bajo la soberanía personal del rey neerlandés, aunque con una identidad cada vez más definida. La fortaleza de Luxemburgo seguía ocupada por tropas prusianas, símbolo de un equilibrio frágil entre grandes imperios. En 1867, un intento del emperador francés Napoleón III de comprar el gran ducado desató una crisis internacional que puso a Europa al borde de la guerra. La intervención diplomática derivó en un nuevo Tratado de Londres, que garantizó la neutralidad de Luxemburgo y puso fin a la presencia militar extranjera, abriendo paso a una autonomía constitucional más firme.

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