GABÓN:
Segunda República (1967-1990)
Estados del África Central
(Unión Monetaria)
500 Francos CFA; 1979
28,00 mm; 9,00 g.
Ceca: Pessac, Francia.
Mujer nativa tomando una flor en el anverso. Eland gigante en el reverso.
KM #12 (D); [VF]
Estas monedas, emitidas por el Banco de los Estados del África central, en el reverso, llevan una letra. Esta letra identifica al país para el que se acuñó la moneda. En este caso, la letra que figura en el reverso es "D", por lo que podemos saber que se trata de una emisión para "Gabón".
La Segunda República de Gabón (1967–1990) emergió con la figura de Omar Bongo, quien tomó las riendas del país tras la muerte de Léon M’ba, en medio de una África que aún buscaba su voz tras la descolonización. Mientras la Guerra Fría dividía al mundo, Gabón abrazó el amparo francés, alineándose con el Bloque Occidental. El país consolidó un régimen de partido único que confundía el Estado con el poder personal. El petróleo fluyó, pero también el silencio impuesto sobre toda disidencia. Este largo paréntesis autoritario comenzó a resquebrajarse al final de la década, abriendo paso a la nueva constitución de 1991 y a las promesas de pluralismo.
$24.000,00
GABÓN:
Segunda República (1967-1990)
Estados del África Central
(Unión Monetaria)
500 Francos CFA; 1979
28,00 mm; 9,00 g.
Ceca: Pessac, Francia.
Mujer nativa tomando una flor en el anverso. Eland gigante en el reverso.
KM #12 (D); [VF]
Estas monedas, emitidas por el Banco de los Estados del África central, en el reverso, llevan una letra. Esta letra identifica al país para el que se acuñó la moneda. En este caso, la letra que figura en el reverso es "D", por lo que podemos saber que se trata de una emisión para "Gabón".
La Segunda República de Gabón (1967–1990) emergió con la figura de Omar Bongo, quien tomó las riendas del país tras la muerte de Léon M’ba, en medio de una África que aún buscaba su voz tras la descolonización. Mientras la Guerra Fría dividía al mundo, Gabón abrazó el amparo francés, alineándose con el Bloque Occidental. El país consolidó un régimen de partido único que confundía el Estado con el poder personal. El petróleo fluyó, pero también el silencio impuesto sobre toda disidencia. Este largo paréntesis autoritario comenzó a resquebrajarse al final de la década, abriendo paso a la nueva constitución de 1991 y a las promesas de pluralismo.